Según un estudio reciente de la OMS, el impacto del abuso sexual en la
infancia explica aproximadamente un 6% de los casos de depresión, un 6% de
los casos de abuso/dependencia del alcohol y las drogas, un 8% de los intentos
de suicidio, un 10% de los casos de trastorno de pánico y un 27% de los casos
de trastorno de estrés postraumático, comportamientos y factores de riesgo
que pueden contribuir a algunas de las principales causas de muerte,
enfermedad y discapacidad.
Lo que ocurre en la infancia sigue teniendo importantes efectos 30, 40 e incluso
50 años más tarde. Las depresiones crónicas; el abuso de drogas;
somatizaciones; el embarazo no deseado; la repitencia de conductas violentas
aprendidas, etc. son solo algunas de las secuelas del maltrato infantil. Pero
estas relaciones quedan ocultas por el tiempo, la vergüenza, el secreto y los
tabúes sociales que impiden comentar estos temas.
Estas consecuencias persistentes ocultas significan que todos los gobiernos
están gastando ya una proporción considerable de sus presupuestos sanitarios
en el tratamiento de las consecuencias del maltrato, cuando esos recursos
serían mucho más eficaces si se emplearan en la prevención.
Según el Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la
violencia contra los niños, publicado recientemente, gran parte de la violencia
sufrida por los menores de 14 años ocurre en el hogar, a manos de sus padres,
cuidadores y familiares. Las consecuencias de esta violencia ponen en peligro
su salud y desarrollo, y pueden perdurar hasta la edad adulta, teniendo efectos
negativos sobre la salud y aumentando el riesgo de que sufran o cometan ellos
mismos nuevos actos de violencia.
Los informes de los países que figuran en ese estudio revelan que, en
comparación con los niños mayores, los menores de 10 años corren un riesgo
significativamente mayor de sufrir violencia a manos de familiares y personas
cercanas a la familia. El estudio también refleja las estimaciones de la OMS
según las cuales hay en el mundo 73 millones de niños y 150 millones de niñas
menores de 18 años que sufren violencia sexual en forma de tocamientos y
relaciones sexuales forzadas.
El maltrato infantil sigue presente en la realidad de nuestra sociedad, a pesar
del derecho a los niños a una protección que garantice su desarrollo integral
como personas en el seno de la familia.
Es un tema de derechos humanos que afecta a la salud, pues atenta contra la
integridad física y psíquica de la persona. Pero en el caso de la infancia se da
la circunstancia de indefensión que, además de hacerla más aborrecible, nos
impele a tomar medidas de protección y destinar recursos a programas de
intervención para su erradicación, desarrollando acciones para la detección,
asistencia y notificación de maltrato hacia la infancia.
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